Revisando el discurso y la práctica de los telares de la abundancia desde una antropología matríztica: el amor y la inclusión como fundamento de una economía solidaria.
Los telares de la abundancia se presentan a sí mismos como una economía solidaria, antisistema y circular, basado supuestamente en “la poya” o en algún sistema proveniente de África que fue investigado por antropólogas.
En primera instancia, como antropóloga social pude buscar información sobre el tema, y no existen tales investigaciones ni economías solidarias en África similares a los telares. Si existe el tontin que usan para justificar algunas mujeres a los telares, diciendo que es lo mismo, pero no lo es. El tontin, como puedes googlear tu mism@, es un fondo común que se genera por aportes periódicos de los miembros, este fondo es liberado cada cierto tiempo en favor de alguno de los beneficiarios de forma rotatoria. O también si alguien tiene una necesidad específica, se liberan recursos en su favor, sin intereses. Pero ojo, esto es circular, en comunidades que NO crecen exponencialmente como los telares. Los telares crecen semana a semana (aproximadamente, cada telar tendrá su propia metodología), teniendo que traer cada persona a dos más, y esas dos, a dos más cada una... (véase visión económica para más info). Esto necesita crecer tanto que ya no abarcaría una comunidad, sino la próxima, y luego la próxima. En África no sucede esto, el tontin abarca un territorio y comunidad específica, y no crece exponencialmente.
"La retejida" de personas, o "reciclaje", en donde algunas vuelven a poner dinero en el telar, no es suficiente. Esto se explica más claro a nivel económico en la pestaña correspondiente dentro de la web. Además, lo más importante, es que en el tontin, nadie queda fuera, menos aún por justificaciones tan poco solidarias, como "el no vibrar en la abundancia" o "no hacer el proceso" al que te invita el telar.
Gran parte de las investigaciones en ciencias sociales sobre este continente tienen que ver principalmente con el hambre y con métodos de agricultura solidarios para solucionar este gran problema. Durante la emergencia del capitalismo, áfrica fue expropiada en gran parte de sus territorios por los empresarios, por lo que, su gran temática económica es el hambre, la tierra y el agua.
África al igual que América, es un continente en donde lo matríztico fue parte de su historia y aún lo hace a través de los lazos de solidaridad. En ese sentido primero debemos entender que “lo matríztico”, es una forma cultural muy distinta al patriarcado, del cual el capitalismo y el neoliberalismo se valieron para instalarse en nuestras tierras.
Humberto Maturana (2017) define lo que entiende por cultura matríztica y cultura patriarcal, entendiéndolas como redes de conversaciones distintas, que también implican modos de convivir humanos diferentes.
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Cultura patriarcal: se caracteriza por ser una manera de vivir a la cual pertenece gran parte de la humanidad moderna, siendo entonces: “una red cerrada de conversaciones caracterizada por las coordinaciones de acciones y emociones que hacen de nuestra vida cotidiana un modo de coexistencia que valora la guerra, la competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, el poder, la procreación, el crecimiento, la apropiación de los recursos, y la justificación racional del control y de la dominación de los otros a través de la apropiación de la verdad.” (p.36-37).
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Cultura matríztica: Están inspiradas en lo que la arqueóloga Marija Gimbutas (1982) llama “la Vieja Europa”, y que Maturana reconstruye a partir de culturas actuales que conservan este modo de vivir, o también, a partir de las redes de conversaciones no patriarcales que se conversan en nuestra cultura patriarcal. Es así, que esta cultura matríztica se caracterizaría por conversaciones “de participación, inclusión, colaboración, comprensión, acuerdo, respeto y coinspiración” (Maturana 2017, p. 41).
Destaque intencionadamente palabras que ponen en relieve ciertos valores que diferencian a ambas formas de vivir y de actuar en el mundo.
Para mi los telares de la abundancia encajan en la definición de cultura patriarcal, puesto que, por mucho que en el discurso se hable de solidaridad, esto no ocurre en la práctica: muchas personas quedan fuera del telar y no reciben su regalo, “ya que no vibraron en la abundancia” u otras justificaciones de ese tipo. En una economía matríztica eso no es viable, nadie queda fuera, ya que no hay jerarquías de ningún tipo, tampoco de carácter valórico sobre personas que “vibran de cierta manera” y que por eso merecen más o menos cosas. Las jerarquías que instala el patriarcado se basan en el juicio hacia otras personas: hay algunos que merecen más que los otros, y eso se justifica de distintas maneras.
En síntesis, en todos los telares de abundancia hay gente que sale sin su regalo (pueden ver los testimonios del final de este documento, que solo son algunos de muchos casos), excluyéndolas de una comunidad supuestamente solidaria. Esto se justifica por el hecho de que ellas “no vibran en la abundancia” o argumentos con alguna connotación supuestamente espiritual. Sin embargo, más allá del argumento que haya por detrás, el que existan personas que quedan fuera del telar, implica que esta economía no es realmente para todos.
Una economía solidaria y matríztica no excluye a nadie, puesto que hay respeto, colaboración y comprensión: amor. En el amor real nadie es excluido, todos somos parte del círculo o comunidad.
Por otra parte, los telares de abundancia se basan en la idea patriarcal y neoliberal de acumular y de apropiarse de los recursos. Es una visión lineal en donde podemos hacer “crecer” el dinero y las cosas en su máximo estado posible, sin importar quien salga perjudicado en el camino. Un ejemplo claro es lo que ha sucedido en áfrica y américa, los grandes empresarios se han apropiado de los recursos como la tierra y el agua, y parecen avanzar con sus empresas de forma avasalladora, sin importarles que en ese “fin” de obtener dinero, pasen a llevar y excluyan a muchas personas. Es decir, aquí el “fin justifica los medios”, tal como en el telar: no importa que gente “pierda” en este asunto, porque el “fin” de beneficiarnos y de cumplir nuestros sueños, es superior a ello. Quiero aclarar que aunque se que muchas personas que están en los telares no piensan ni sienten de esta manera, o no expresan esto en su discurso, con sus acciones finalmente están entrando en una lógica exclusión y de individualismo, ya que en la práctica siempre hay personas que quedaran fuera del telar.
Se que puede ser fuerte escucharlo así, pero creo que es importante visibilizar lo que hemos aprendido de la historia, puesto que esta misma nos muestra cual es la lógica capitalista imperante desde hace varios cientos de años. Y si comparamos la “lógica” de los telares con la capitalista y patriarcal, nos damos cuenta que tiene en común varios puntos, entre ellos el más importante: por los motivos que sea, siempre “hay algunos” que quedan fuera. En una economía matríztica, nunca nadie queda fuera, bajo ninguna justificación, por muy amorosa que esta misma pueda ser.
Recordemos que el fundamento del patriarcado a nivel económico es la propiedad privada. Por ende, al construir telares en donde acumulamos dinero que ahora nos pertenece (propiedad privada), estamos re-creando esa ideología que se basa en “tener y poseer” tierras, dinero, objetos y privilegios, que los demás no tienen por una justificación neoliberal de libre mercado, o en el caso de los telares, una justificación valórica o “espiritual”.
Una economía matríztica no se basa en el dinero y en la acumulación de este mismo, se basa en el concepto africano de ubunto: “yo gano cuando TODOS ganan”, "El bien común, es el bien propio". Esta filosofía que puedes googlear y encontrar fácilmente en internet, se basa en la empatía, en el respeto al otro como un legítimo otro. Se basa en el amor.
El amor siempre incluye, y no emite juicios ni excluye a algunos. Y la economía solidaria y matríztica precisamente está basada en el amor y en la conexión con la naturaleza y sus ciclos.
Por otra parte, los telares de abundancia o de sueños, juegan mucho con "el brillo del dinero" y de la acumulación fácil de este mismo, tal como el propio neoliberalismo lo hace en esta sociedad de consumo: compra este producto y serás feliz o espiritual, adquiere el último celular y tu vida será fluida y simple, paga este curso terapéutico y obtendrás plenitud en tu vida, etc. El telar se basa en la "inmediatez", y eso tiene que ver con la inmadurez de esta sociedad, que piensa que todo puede ser rápido y fácil, tal como los niños. Pero no somos niños, somos adultos, y una parte importante de la madurez sicoemocional es entender que todo tiene tiempos, que para que una héctarea de tierra de frutos, tiene que haber mucho trabajo concreto en el mundo. Que para ganar el dinero que necesito para sostenerme a mi y/o a mi familia, necesito laborar "ladrillo" a "ladrillo", con una inversión clara de mi energía en el mundo de la materia. Los telares de la abundancia pueden generar procesos profundos a nivel terapéutico en las personas (como muchos y muchas describen), pero no tienen raíz, no tienen madurez, ya que se fundamentan en la inmediatez del dinero y de las cosas, tal como lo hace el neoliberalismo actual. La semilla necesita tiempo para crecer, al igual que la producción del dinero, y de la solidez o raíz laboral que tanto anhelo para cumplir mis sueños.
Finalmente quisiera referirme a cierta dinámica que me he enterado que ocurre en los telares de abundancia. Hay personas que aceptan no recibir su dinero, y se quedan en el circulo del telar, porque confían en que el universo ha manifestado de otras maneras la abundancia en su vida. Y si, creo mucho en la profundidad del proceso de estas personas, y también tengo una visión muy similar de la vida, en donde a veces lo que intencionamos al universo se expresa de otras maneras, que no son las que esperábamos, y es hermoso agradecer por ello. Sin embargo, no creo que esto sea una justificación para excluir personas de "recibir su regalo" en dinero, ya que lo que se esta haciendo es usar la experiencia espiritual de esta persona, para justificar desigualdades económicas. Unos se hacen millonarios (porque entran una y otra vez al telar), mientras otros siguen en su misma situación económica, o incluso en una peor situación. ¿No te suena conocido? ¿No será que el sistema de clases y desigualdad que vemos hoy se instalo de esta manera? pues si, también se instalo con justificaciones que hicieron sentido a algunas personas, y que fueron legitimando el sistema jerárquico mediante la coacción no solo física, sino que también ideológica. Abramos los ojos, es un sistema piramidal y desigual.
Este texto lo escribo con la real voluntad de que visibilicemos las prácticas patriarcales y neoliberales que estamos llevando a cabo en los telares de abundancia.
Los telares de la abundancia se basan en la idea de la pirámide que es tan antigua como el neoliberalismo. A mis tías que son bancarias, las invitaron hace 20 años a este mismo diseño, pero con otro nombre, el de pirámide: tú das un regalo y traes a 2, 3 u 8 personas más… y así el diseño crece exponencialmente, dejando afuera a muchas personas.
Abramos el corazón, empatices con la realidad que han vivido y viven muchas hermanas y hermanos de camino de perder sus sueños y su capacidad de confiar en el otro. Construyamos economías realmente solidarias basadas en el amor y en la inclusión de Todos en el Gran Círculo de la Vida, en donde Todos somos necesarios y fundamentales para que este diseño de la nueva consciencia pueda sostenerse en nuestra amada GAIA.
Con cariño
Francisca Gálvez
Terapeuta Bioenergética y Antropóloga Social, Universidad de Chile.
Fundadora de la Escuela de Sagrada Sabiduría Femenina.